En noches como la de hoy, me tumbo mirando al cielo. Oscuridad, estrellas y grillos. Un cielo nocturno y estrellado. Como si no hubiera cambiado nada. Como si aún estuviera en Friolandia. Como si aún tuviera 12. Lo que daría por volver, un día un maldito día. Jamás pensé que llegaría a echarlo tanto de menos.
Sabéis cuando dicen eso de que hay momentos que nos cambian para el resto de nuestra vida. Pues yo me di cuenta demasiado tarde. Concretamente en el momento en el que aterrizo mi último avión dirección Madrid.
El cielo es el mismo, estemos donde estemos. Si echas de menos un lugar, mira al cielo, solo al cielo e imaginate el resto. Aún me sorprendo de cuanta razón tenias.
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