¿Qué nos convierte en lo que somos?

Será quizás las decisiones que tomamos, o los errores que cometemos... nuestras ideas e ideales... o tal vez nuestros defectos... Está claro que no todos somos iguales, de hecho, absolutamente nadie es igual a nadie. Por muy gemelos que hayan nacido, pueden ser las personas más diferentes del mundo. Pero si que es verdad que muchas veces nos vemos reflejados en la gente, comprendemos sus problemas porque alguna vez los tuvimos, o entendemos sus ideas porque algún día estuvieron en nuestra mente. Por ello he llegado a la conclusión de que lo que nos hace ser quienes somos son los pequeños detalles, nuestras pequeñas manías, esas cosas que ni se dicen, ni se preguntan, pero de las que te das cuenta si estas muy atenta.

Just to let you know

No es un quiero y no puedo.

Es un no quiero pero puedo.

Que te quede claro.

El truco es seguir respirando

Hay momentos en la vida en los que piensas que nada puede ir a peor, en los que has tocado fondo, has cogido una pala, y has seguido cavando para llegar más abajo aún, momento en los que piensas que ya todo te da igual, y que en ese preciso momento, por ti, como si se acaba el mundo. Por suerte, hay vida mas allá de esos momentos. Aunque parezca imposible, se supera, aprendes de tus errores y te haces más fuerte. Porque al final, eso es lo que somos, "Dime en que te has equivocado y te diré quien eres".

 El caso es seguir siempre hacia delante, no estancarse nunca en tus errores ni torturarse eternamente por ellos. Y una vez que lo hayas hecho ya solo te queda lo fácil, recostarse, sonreír y disfrutar del lado bueno de la vida.

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Somos una parte sumamente insignificante del mundo, porque si lo piensas, ¿cuántas posibilidades hay de que la humanidad te recuerde por haber hecho algo importante como firmar la Paz Mundial, o descubrir la cura contra el cáncer?... Pues pocas, muy pocas, y más si tenemos en cuenta que no estoy estudiando ni Política ni Medicina. Al resto del mundo le damos igual, y al resto de la humanidad dentro de 100 años, ya ni te cuento.

Pero, ¿sabéis qué? Que me da igual. No necesito salir en los libros de historia dentro de 100 años. Me he dado cuenta de que lo que de verdad me importa, es ser importante en la vida de las personas que son importantes para mi. Y si eso es así, me da absolutamente igual que el resto de la población no sepa ni mi nombre, porque para mi eso vale más que cualquier reconocimiento a nivel mundial que me puedan dar. Pero oye... que si me quieren dar el Pulitzer por este blog, quien soy yo para negarse.

Cambios de opinión sin ningún tipo de fundamento

Que difícil es llegar a conocer a una persona lo suficientemente bien como para poder decir que la conoces mínimamente, y que con que facilidad cambias de opinión y piensas que esa persona no tiene nada que ver con lo que tu creías que era.

Hablar o no hablar, esa es la cuestión.

Me lo juré a mi misma, me juré ser sincera con la gente, decir lo que pienso, y no callarme nada por mucho daño que pueda hacer (siempre diciendo las cosas bien, por supuesto, pero es que la verdad duele). Y me he saltado mi promesa, aun que no en toda regla, ya que no es algo que piense, sino algo que sé, aunque no me concierne.
Si lo digo posiblemente lo pase mal ahora, y si no lo digo, puede que luego se entere y lo pase mal en un futuro cercano, y ya si se entera de que yo lo sabia puede odiarme. O quizás todo esto es una rayada mía y daría igual si lo dijese o no. El caso es que hoy, para bien o para mal, me he saltado aquello que me prometí a mi misma, y ni siquiera se si debería seguir saltándomelo, o debería decirlo, a pesar de todas las consecuencias que puede desencadenar, que vuelvo a insistir puede que sea ninguna.
Creo que, como muchas otras cosas (demasiadas en realidad), dejare que elija el karma por mi.

La confianza, y esas cosas que perdemos por el camino

Por que dicen que la primera la perdona el rey, y por norma general, la segunda, suelo estar dispuesta a perdonarla yo. Pero la tercera, ay amiga mia, la tercera te deberias haber comido en su dia, y ahora que vamos por la n-ésima, se ha acabado lo que se daba. Porque de buena que soy a veces, me vuelvo tonta, y termino pidiendo disculpas cuando en verdad me las deberia de pedir a mi.

So, no more Miss. Nice Person for you.

#Reflexionando

Cuando te falta el aire.
Cuando no darías ni una piedra por ti misma.
Cuando sientes que te ahoga,
y que lo único que necesitas es alguien con quien hablar un rato.
Cuando llevas días enteros sin sonreír
y todo se te viene encima.

Miras a tu alrededor esperando ver a alguien
una amiga que te saque de esa agonía,
o que te alivie el dolor.

La sorpresa viene cuando no encuentras a quien tú esperabas ver.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra

Y tres, y cuatro, y las que hagan falta, ¿verdad? Y por una vez no soy yo la que se cae de morros contra el suelo, sino la piedra a la que no hacen más que pisar.
En fín... hay gente corta, y luego están mis amigas. Porque son cortas, o eso, o me ignoran completamente cuando hablo (muy posiblemente sea lo segundo). En cualquier caso, ya puedo decir yo mil veces, "Tal día no puedo quedar", que me preguntaran mil y una veces que si salgo ese día. Luego cuando las diga que no, porque por muy pesadas que se pongan no voy a cambiar lo planes, me sueltan la de, "pues a ver cuando nos guardas un finde eeh que no se te ve el pelo". Mira bonitas de cara, si hace mucho que no me veis, (mentira como una catedral porque me visteis el viernes pasado), es porque estoy de finales, porque yo tengo finales, no como vosotras que vivís de las rentas y no haceis ni el huevo, y tengo que (puto) estudiar para poder aprobar algo y que en mi casa no me maten, porque si me matan me vais a ver el pelo muchísimo menos de lo que me lo veis ahora.

Ah! y ya me parece el colmo que os auto-invitéis a mi casa cuando os de la gana, porque sabéis que yo os invito cuando queráis, pero lo vuestro ya es echarle morro.

Yo confieso

Confieso que antes de contarle mi vida y mi subconsciente a un blog, se la contaba a un cuaderno donde discurría sobre temas filosóficos de mi vida, y sin seguir ningún patrón periódico en particular, es decir, que escribía lo que me daba la gana y cuando me daba la gana. Pero eso sí, con un propósito, y lo dejé bien claro en la primera hoja de ese cuaderno "El propósito es que cuando lo lea dentro de un tiempo me de cuenta de si he cambiado en algo".

Hoy, que por algún motivo que desconozco estaba mirando mis libros de la estantería en vez de estar (puto) estudiando, he encontrado ese cuaderno. Pobre, a saber cuanto llevaba allí. Y yo, para calmar mi instinto curioso característico de la raza humana, me he leído lo que escribí el último día que hice uso de ese cuaderno.

Y si hay algo que me ha quedado claro, porque pocas cosas me ha dejado claras, es que cambiamos todos los días. No nos damos ni cuenta, pero día a día dejas de ser, un poco, como tu yo del pasado, y empiezas a ser, otro poco, como tu yo del futuro. Pero claro, como ese poco, es una parte infinitesimal de ti (si amigos míos, estaba tardando en salir la ingeniera que llevo dentro), no te das cuenta de lo que has cambiado hasta que se han juntado muchas partes infinitesimales, y te sorprendes a ti misma, dándote cuenta que de que no tienes nada que ver con tu yo de hace unos meses.

Haciendo progresos

A veces me sorprendo hasta a mí misma, intentando pasar página, una única y miselable página y descubriendo que ya he pasado varios capítulos.

La capacidad emocional de una piedra

Nada. Eso es lo que siento a veces respecto a las cosas importantes que pasan en mi vida. Lo que debería suponer un big deal para mí no es mas que una leve sensación de malestar momentáneo que se cura con uno poco de helado o con un buen libro.
Y sin embargo, no tengo esa capacidad cuando se trata de una tontería, es más, cuanto más pequeña es la tontería, peor me pongo. Intento que no me importe y lo único que hago es darle importancia.

Tiene esto algún sentido, no lo creo, pero, ¿tiene acaso algún sentido mi cabeza? Me da que tampoco.

Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos

Harta de hacer lo que la gente espera de mi... Harta de cumplir las expectativas de otros... Y definitivamente, harta de mi reputación de buena.
Cometed locuras, actuar sin pensar, seguir vuestros instintos. Vivir vuestra vida y disfrutarla, y que nadie os diga como tenéis que hacerlo.

Lo puto peor

Si a mi nadie me ha nombrado jueza de nada, quien me creo yo para ir por la vida juzgando a la gente... pues no lo se pero el caso es que no soy nadie para hacerlo y esta muy mal. Así que si te conozco y estas leyendo esto, siento decirte que es muy probable que en algún momento te haya juzgado, y más probable aún que me haya equivocado y te haya juzgado mal, mea culpa, pido perdón.

Para matarme..

Tengo el examen final de física en, aproximadamente 4 horas y 40 minutos, ¿y que hago yo?:
-Pasar hojas de apuntes leyéndome solo las palabras en colorines y viendo los dibujos, como si de la cuore se tratase.
-Contestar a privados
- Meterme en twitter y mirar los TT, cosa que nunca hago cuando no tengo nada que hacer
Incluso he llegado a pensar, bueno pues, ahora me veo un capitulo de Héroes, luego repaso hasta la una, luego me visto, como y ya terminaré de repasar en el tren... Así con toda la calma del mundo, como no tengo una examen en el que me juego una maldita asignatura en una par de horas, total ¿que más da?
Esto me pasa porque hace un par de ejercicios bien, y ya creerme que tengo los conocimientos físicos de Sheldon Cooper, ilusa de mi que me auto-engaño, y encima me lo creo.
 Lo que yo decía... para matarme.

La genética se cebó conmigo

Porque me parece muy injusto que siendo clavada a mi madre cuando tenia mi edad ( y cuidado que no lo digo yo, que lo dice hasta ella misma ) y la genética me haya quitado mis merecidos ojos verdes. Porque me parece muy injusto que piense igual que mi padre, tenga la misma manía con el orden, la misma memoria fotográfica y la misma visión espacial, pero la genética haya decidido que a mi no se me de bien la física ( total como no me va a hacer casi falta..). Porque me parece muy injusto que ñaja, se haya quedado con los genes que la hagan pintar y dibujar lo suficientemente bien como para ganar premios, y yo dibuje una manzana y me salga una patata. Porque me parece muy injusto ( y de esta me acabo de dar cuenta hace unos instantes) que sea incapaz de usar la retórica y las metáforas de forma que este blog quedase algo más de alto standing, pero no la genética ha decidido que debo expresarme como una nena de 6 años. Porque también me parece muy injusto que a ñaja a penas la haga falta usar gafas y yo ya haya pasado la barrera de las 3 dioptrías. Y un largo etcétera del que no recuerdo más ejemplos ( esto es debido a que no los escribí, si no, los recordaría, por la memoria fotográfica)

Me gustaría saber que te he hecho maldita genética, si eras la única parte de biología que me caías bien.

Un ser sin precedentes

Si es que yo soy rara, voy al revés que el Universo, si yo lo se y lo reconozco, y a veces, hasta tiene su gracia. Pero llega el momento en el que piensas: "¿De donde narices he salido?".
Porque no es normal que de un tocho de ejercicios, solo sepa hacer los difíciles y me confunda en los fáciles, porque no es normal ser tan asocial y social a la vez (creo que pestañitas llegó a la conclusión de que eso era ser independiente), porque estudio como una loca cuando me puedo permitir perder el tiempo y el día antes de un examen soy incapaz de estudiar, porque tengo una facilidad para recordar nombres y fechas que han llegado a comparar con la de un asesino psicópata, porque siempre llego pronto cuando lo normal es llegar tarde.... y esto venia  a que... ah sí, que voy al revés que el mundo.

Hostias como panes

Eso el lo que me he han traído los reyes, hostias como panes, a parte de los típicos regalos para quedar bien, como un secador o dinero, pero principalmente, hostias como panes. Y dice la pintora: "Tranquila Bocinas, que a ti te hemos comprado a los profesores, para que te aprueben" Y una mierda, y una grandísima mierda, ya les puedes regalar El Dorado a Agua Tichar, a Rudolf y a Crascon, que no me aprueban.
No se me pierdan en el recuento, por favor, llevamos tres hostias como panes.


Otro par de hostias como panes las que me van a dar Crisis, Queroseno, Croque y Pocho por no haberlas dicho todavía que me han dado la beca y que la entrega es este viernes, porque claro, querrán ir, aunque sea para liarla un poco cuando suba al escenario, y como yo soy así, cuando quiera decírselo, ya habrán hecho planes y no podrán deshacerlos.
Estas son cuatro hostias, una por cada una, que hacen siete.


Otra hostia como un gran pan que me va a dar el señor teleco, cuando vea que voy a suspender tres, o al ritmo que voy, cuatro de las seis asignaturas que he tenido este cuatrimestre. Aunque lo hará sin ningún derecho ya que él en primero de carrera aprobó las mismas o menos.
Y van ocho.

Y por su puesto las que me daría yo cada vez que me pongo a ver una peli de mi lista (con la friolera de 158 títulos a día de hoy, de los que he visto 31), o cuando me subo a jugar a la Wii con la calma, o me pongo a leer, o a perder el tiempo en general si es que yo me distraigo con cualquier cosa.

Y el computo total es de ojo derecho morado, ceja izquierda rota, traumatismos múltiples, amigas y familia cercana very disappointed on me, y una sensación de haber pedido el tiempo en Navidad a pesar de haber salido tres días contados y el resto haberlos pasado estudiando en casa.