Es un nudo en la garganta que apenas me deja respirar y me recuerda cada minuto que estás un poco más lejos. Y yo intento correr, pero si corro me ahogo, y si intento quitarme el nudo de la garganta, te vas.
Hay muy pocas cosas que llevo peor que la impotencia de no poder hacer nada, y empieza a ahogarme, a asfixiarme, a acabar conmigo lentamente. Siento como si cada día quedase un poco menos de mí.
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