Esas pequeñas cosas que nos hacen felices

Un buen libro y una tarde tomando el sol en la piscina.
Un café del Starbucks bajando por Gran Vía.
Un maratón de tu serie favorita.
No tener que esperar al autobús.
Comprar hasta que la tarjeta eche humo.
Bajar esquiando a toda velocidad.
Pizzas a 1€ en días que se repiten cada cuatro años.
Concierto que te dejan sin voz.

Todas esas cosas que te empujan a gritar por la calle: "TODO ESTÁ BIEN!!!"

Todo lo que podía no pasar, pero pasó

Porque en el fondo quería que te acercaras a preguntar, y que luego volvieras para hablar conmigo.

Quería que te levantaras y me saludaras, y que luego me acompañases hasta donde quiera que fuese. En el fondo, quería todas esas cosas, pero no esperaba que las hicieses, ni mucho menos esperaba que las hicieras con una sonrisa, ni que te despidiese con un guiño. Creo que precisamente por eso me sorprendió aún más que las hicieras y que luego volvieras a aparecer. Empiezo la semana con ganas de verte en el 4 o de encontrarnos en la cafetería. Pero creo que solo espero todas esas cosas en el fondo, y no me parece justo.

Acabo de recordar

Acabo de recordar porque erais tan importantes.
Acabo de recordar la facilidad con la que me sacabais una sonrisa y hacíais que mis problemas se vaporizaran.

Se me había olvidado, pero por fin he recordado lo que os hace grandes.

Y, maldita sea, ¿dónde está todo eso ahora? No lo se, pero pienso ir a buscarlo.

Cerebro off

A veces me gustaría no pensar, abstraerme de tal forma que fuese capaz de olvidar lo que no me gusta.
Pero como no he llegado a ese dominio de mis pensamientos, subo el volumen de la música e intento dejar de escucharlos.

Que coño, lo que tengo que hacer es empezar a seguir mis propios consejos (sí, consejitos vendo, que para mi no tengo) y empezar a tomarme en serio el Articulo 3, que para algo le tengo.
Pero empiezo cuando acabe esta canción.

Las cosas claras, y el chocolate espeso

Esa sensación de que a todo el mundo le pasa algo contigo.
Es la forma en que te mira, lo dicen sus ojos, "no te aguanto" ó "vete lejos, porque como me des más el coñazo te puedo arrancar la cabeza" ó "que sí, que lo que tu digas".
Esa forma que tienes de contestar con un Ok, que significa mucho más de lo que ocupa.
Esas indirectas, que son tan directas que te dan de lleno en la cabeza y te hacen una brecha.

Que si te pasa algo conmigo, me parece perfecto y completamente entendible, pero haz el favor de decírmelo porque te voy a acabar mandando a la mismísima mierda.  

Declaración de principios. Articulo 3:

No seas débil, no vale flaquear.
Quien no arriesga, no gana.
Y si no das nada, no ganas nunca.

No puedes saltar un abismo de 50 metros en dos saltos de 25.

Declaración de principios. Articulo 2:

Como dijo  Humphrey Bogart  en Casablanca "Yo no lucho por otra causa más que por la mía propia". 


Como me conozco y sé que es absolutamente casi imposible para mi persona mirar única y exclusivamente por mi, por lo menos voy a empezar a dejar de ser tonta, y a mirar, aunque solo sea de vez en cuando, por mí antes que por los demás, sin dejar a estos de lado, por supuesto. 

Supongo que me he cansado de ser buena, y de buena que soy, ser tonta. 
Supongo que también me he cansado de que nadie me tenga en cuenta. 
De lo que estoy segura que me he cansado es de dar, y no recibir nada.  

La indiferencia

Antes creía que el odio o la ira era los sentimiento que más podrían herir a una persona. Pero como ya es costumbre, y al igual que muchas otras veces, me equivocaba. La indiferencia es mucho peor, fluye por nuestras venas, impulsándonos a hacer barbaridades de las que luego nos arrepentiremos solo para que no le demos igual a la gente. Porque, si caes bien, pues bien, y si caes mal, luego siempre puedes ser maja y terminar cayendo bien. Pero darle igual a una persona, que sea completamente indiferente en su vida, eso, eso es del lo peor que te puede pasar, y más cuando cuando no es recíproco y esa persona no es indiferente en la tuya.

Así que lo siento, pero es lo que hay, me dais igual, y os lo habéis ganado a pulso.

Empatía en grado máximo

Aunque afecte terriblemente a mi estado de animo, no deja de ser una de las cosas que más me gustan de mi misma (que tampoco son tantas). Hace que en determinados momentos deje de pensar que tengo la capacidad emocional de una piedra y me hace pensar todo lo contrario, sí, soy así, me van los extremos, no tengo remedio.

 Me dan absolutamente igual las personas, pero, en cambio, si tienen algún problema se vuelven mi debilidad, ya que soy totalmente incapaz de negarle ayuda a nadie. Me van las causas perdidas, aunque no tienes porque estar perdidas, pueden tener el problema más tonto del mundo que yo encantada de repartir ayuda. 

El gran problema viene cuando no soy capaz de ayudar a la gente, porque entonces, no solo me siento mal, sino que además me siento inútil por no poder hacer nada.  

Declaración de principios. Articulo 1:

Toma decisiones precipitadas, equivocate, corrígete y vuelvete a equivocar. Que tus impulsos guíen tus actos y que tus instintos sean tus ojos. No pienses, solo actúa. Y la cagarás, sí, pero nunca que preguntarás que hubiera pasada si...  
Mira a los ojos a la vida, y cometela de un bocado, y creetelo, porque no hay nada de malo en creernos las cosas.

Como dijo una gran pensadora actual: "Solo te arrepientes de lo que no haces". Y yo hoy he decidido dejar de arrepentirme de todo.


Por petición popular y alusión directa dejaré de bloggear mis más que habituales entradas deprimentes en las que me quejo del mundo en general y de la gente en particular, pero solo por un tiempo.

De como perdemos lo que tenemos y acabamos en el autoengaño

Te confías, crees que lo tienes todo, y lo que es aún peor, te crees que todo va a seguir así. Pero no, las cosas cambian, siempre cambian, y te tienes que encarga tú de que no cambien para mal, porque como van a cambiar por narices, por lo menos que sea a mejor ¿no? Pues no, cambian y a peor. Si te crees importante para alguien, no tardaran en sustituirte, o en olvidarte directamente. Lo peor es que no te das cuenta hasta que pasa y ya es demasiado tarde.
Y esto me lleva a la segunda parte, el autoengaño, que es, básicamente, mentirte pensando que que eres importante para otras personas o que las primeras no te han olvidado. Tristemente, ambas fruto de autoengaño.

Respira, inspira...

Odio cuando tienes que controlarte para no odiar a la gente, porque lo primero que se te pasa por la cabeza es un "Vete a la mismísima mierda, so gilipuertas!" que deriva en un "Dius, si es que no se ni porque te aguanto", y llegados a ese punto es cuando tu conciencia te dice, no seas mala persona y no digas cosas de las que te puedas arrepentir porque a ti en verdad esa persona te cae bien, pero es que tu has tenido un día horrible y no pasas ni media.

Así que, respira profundamente y cuenta hasta diez antes de contestar... aunque más bien, tendría que contar hasta mil.

La breve historia del chico del piercing y la chica de la carpeta de los Beatles

Tan breve que se puede resumir en:
Chico herido, en busca de un baño, pregunta a chica. A la vuelta, ya recuperado, chico se pone a hablar con chica sobre temas como: ganar 75€ apostando en la Super Bowl, que él juega al rugby o que ella estudia un grado muy difícil. Y tras un rato de charla, se despidieron con un "Espero verte por el edificio 4", él volvió a su clase, y ella a su libro.

Es una tontería, sí, es lo más interesante que me ha pasado hoy, pues también, y además me apetecía escribirla, no me pasan cosas así todos los días, ¿vale?

Desaprendiendo

Esto me pasa por olvidar cosas que ya sabía, cosas que me había costado la vida aprender, y que ahora me costará dos vidas recordar, y no mis queridos lectores, no estoy hablando del Teorema de Gauss o de las Leyes de la probabilidad.

La gente no cambia, por mucho que lo parezca, la gente no cambia su forma de ser, como mucho, puede cambiar su forma de actuar respecto a diferente situaciones, lo que a veces nos crea la ilusión de que la gente es capaz de cambiar. Pero no, no os dejéis engañar, no cometáis el mismo error que he cometido. Aunque se que lo haréis porque así es como aprende el ser humano, errando. Así que ya me daréis la razón cuando os deis cuenta.

Realidades paralelas

Porque quien no se ha montado algún vez alguna película en su cabeza sobre un hecho puntual, lo ha exagerado mucho no, muchísimo, y se ha puesto a divagar sobre lo mal que le va la vida y lo desgraciado que es. Bien pues, he de decir que eso es mi pan de cada día, y algo tiene que ver con aquella entrada en la que negué ser jueza de nada. He de decir que el 99% de las veces, todo es fruto de nuestra maldita y traicionera imaginación. Si la cagas hoy, te perdonan mañana, la gente es así, suele tener memoria a corto plazo, y por suerte, nosotros también, porque mañana ya se te habrá olvidado esa película que te has montado y todo volverá a cauce, y si no es mañana será pasado.

Si ya lo dijo Hobbes, "El hombre es un lobo para el hombre", que traducido viene siendo que nosotros mismos nos devoramos por dentro, o así lo entiendo yo, pero, lo que no te mata te hace más fuerte. La cuestión es sobrevivir a nuestro lobo interior.