Me dan absolutamente igual las personas, pero, en cambio, si tienen algún problema se vuelven mi debilidad, ya que soy totalmente incapaz de negarle ayuda a nadie. Me van las causas perdidas, aunque no tienes porque estar perdidas, pueden tener el problema más tonto del mundo que yo encantada de repartir ayuda.
El gran problema viene cuando no soy capaz de ayudar a la gente, porque entonces, no solo me siento mal, sino que además me siento inútil por no poder hacer nada.
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