Hablé sobre el en una entrada, pero nunca llegué a decir lo que escribí en ese cuaderno.
Supongo que, porque aunque desde el principio me plantee siempre decir la verdad en el blog, eso no significaba que no pudiera ocultarla, y creo que lo hice porque en el fondo no me gustaba sentirme así.
En fin, lo que escribí aquel día de depresión máxima e amor propio mínimo era que, me gustaría sentir que para una persona, solo para una persona, soy imprescindible en su vida. Sí, si lo piensas es un poco egocéntrico, pero todos necesitamos sentirnos necesitados de vez en cuando. No se vosotros, pero yo, cuando un amigo me dice, te necesito por qué..., me dejo el alma en ayudarlo, y no me cuesta nada, me siento bien haciéndolo, de hecho a veces pienso que vivo para los demás. Y aquel día que escribí aquello, lo que sentía era que el resto del mundo vivía perfectamente sin mi.
De vez en cuando sí que pienso que alguien me necesita, que soy esa persona con la que necesitas hablar parar que te saque del agujero, pero otras veces, me doy cuenta de que nadie es imprescindible, de que todo el mundo puede vivir sin mi. Todo el mundo es prescindible, pero hay personas que son necesarias, a lo mejor es una casualidad del destino que sea esa persona y no tu vecino del quinto la que es necesaria, pero me gusta sentir que alguien me necesita, aunque sea de vez en cuando.
Y yo, yo tengo muy claro a quien necesito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario